Llegas a casa cansada, después de estar todo el día trabajando o atendiendo otras labores.
Lo único que te apetece es sentarte en el sofá, relajarte, ponerte a leer, hablar con tu familia sobre cómo os ha ido el día.
Pero te acuerdas de un detalle: tienes que ponerte a preparar la cena.
La hora de la cena es uno de los momentos más complicados para muchas mujeres que quieren cuidarse y tener un estilo de vida saludable.
El cansancio se mezcla con el hambre y las posibles emociones que no hemos estado gestionando durante el día.
Todo esto hace que, a la hora de cenar, sintamos impulso de comer productos procesados o tirar del típico bocadillo de embutido.
Y, además, no solo te sientes culpable sino que también te vas a la cama con malestar e inflamación.
Si en casa para ti la hora de la cena también es la más complicada, quiero darte algunos puntos sobre los que reflexionar.
#1 Planificación de la cena
La mayoría de las personas vive su día a día con prisa y estrés.
Por lo tanto, a la hora de la cena comen lo primero que hay en la despensa o incluso acaban pidiendo comida procesada a domicilio.
El cansancio o las horas que trabajas son hechos que tal vez no puedes cambiar.
Así que mi recomendación es que te centres en los aspectos que sí dependen de ti, como la planificación de las comidas.
Reflexiona sobre qué podrías hacer para planificar lo que vas a cenar o cocinarlo durante otro momento del día.
¿Es posible reservar un momento de la mañana para planificar la cena? ¿Podrías cocinar más cantidad de comida un día y así tener guardado para la cena del día siguiente?
#2 Adelantar la hora de la cena
Lo ideal es que pasen 2 horas mínimo entre la cena y el momento de dormir.
Esto te permitirá irte a la cama menos hinchada y descansar mejor, por lo que a la mañana siguiente podrás despertarte con energía.
Cada familia tiene sus horarios y no se trata de hacer un cambio drástico en vuestra rutina.
La cuestión es preguntarte qué podrías hacer desde mañana para ir adelantando la hora de la cena poco a poco.
#3 Cenas ligeras en un ambiente agradable
Como siempre digo, reducir la inflamación no solo es cuestión de comer de forma saludable.
El entorno, las emociones y el estrés juegan un papel fundamental.
La cena debería ser la comida más ligera y suave del día, ya que estamos preparando a nuestro cuerpo para bajar revoluciones y descansar.
Por otro lado, si el ambiente en el que estamos cenando es tranquilo y agradable, nuestras emociones se irán calmando y generaremos la hormona del sueño más fácilmente.
En este punto mi pregunta es ¿qué puedes cambiar del ambiente en el que cenas para que sea más tranquilo y agradable?
Reflexiona sobre quién te acompaña cenando, qué estás viendo y escuchando mientras comes. Todo esto afecta a tu sistema nervioso y digestivo.
#4 Incluye verduras y proteínas de calidad
Incluir verduras, pescado azul y huevos es una excelente idea para la cena.
Si no estás acostumbrada a consumir este tipo de alimentos, póntelo fácil: combínalos con otros alimentos que te gusten o hazlos en forma de crema o sopa de verduras.
Como he comentado antes, no se trata de que hagas un cambio drástico durante dos días y después vuelvas a lo mismo.
Piensa qué puedes hacer hoy mismo para incluir más verdura y proteína en tu cena y ve haciendo pequeños cambios.
La cena es un momento complicado para muchas mujeres, especialmente si tu entorno no te acompaña.
Sobre todo, respétate, date tu tiempo y ponte como prioridad.
Si sientes que necesitas apoyo o acompañamiento para aplicar estos cambios, puedes reservar aquí una sesión gratuita de autocuidado conmigo, para conocerte mejor y valorar tu situación.